Sus vidas
Ellos no lo supieron hasta veinte años después, pero sus vidas coincidieron siendo muy niños en alguna tarde de verano, gracias a la fuerte amistad entre sus tíos. Pero dejemos ahora los detalles de esta historia y esperemos a conocer aquello que el destino quiso que uniera sus vidas, como ellos han tenido que esperar para saberlo.
Fue en el año 2002 cuando creyeron encontrarse por primera vez, siendo Noelia directora de coros y Héctor profesor de piano, en la Escuela Municipal de Música de León. Pronto, el pianista se fue a estudiar a Ámsterdam, cual holandés errante, y ella comenzó las enseñanzas profesionales de canto en el Conservatorio de León. Fue entonces, pasado un tiempo, cuando la vida y las sorpresas de sus caminos quisieron que se encontrasen de nuevo, ya que Héctor fue requerido por el Conservatorio en León para incorporarse como pianista acompañante y, sí, también como repertorista de canto.
Así que, tras numerosas y largas mudanzas, la música y todos sus encantos enredaron a la pareja, que comenzó su relación sentimental en 2006, y con ello la construcción del puzle de sus vidas.
El dúo
En la primavera de 2008, después de mucha música aprendida juntos y de mucha más que deseaban aprender, surge el primer concierto, un recital benéfico para la Asociación de Enfermos de Parkinson de Astorga.
Muy pronto empezaron a llegar otros proyectos para la Fundación Siglo o el Instituto Leonés de Cultura, que sirvieron de impulso y estímulo a esta pareja inquieta. Y en una etapa más madura, instituciones como la Fundación Eutherpe, la Diputación de León, la Asociación Sofcaple, el Casino de León, el Museo Casa Botines Gaudí o el Festival de Música Española, pusieron en sus manos proyectos o iniciativas que enriquecieron su repertorio, hicieron más ambiciosas sus propuestas, y acabaron de consolidar un dúo que, más allá de la ilusión y el amor por la música, ya se presentaba como una formación estable, sólida y experimentada. A todos ellos están profundamente agradecidos, porque cada encargo regala a los artistas la oportunidad de crecer.
¿Qué hacen?
Desde el primero al último de sus proyectos, los conciertos del dúo ECOS tienen siempre un marcado contenido didáctico, ilustrando la música escogida para cada programa con explicaciones que no solo resultan reveladoras para el público y ayudan a comprender las diferentes piezas a través de datos, pistas o anécdotas que hagan más fácil un mayor y más completo disfrute, sino que, además, ayudan a romper esa fría barrera que suele separar al público de los músicos en los conciertos de música clásica. La obra musical trasciende la partitura y necesita de un intérprete que le de vida, pero no se cierra el proceso de la creación artística hasta que esa música llega a unos oídos que la escuchan, el público, que se siente cerca de aquello que en el escenario sucede gracias a la naturalidad de estos conciertos. Las amenas explicaciones enriquecen el contexto del concierto, amplían el lenguaje de la propia música, y dejan al público y al dúo con la grata sensación de haber compartido juntos una velada llena de momentos que hacen la vida más feliz.
Las propuestas que han pasado por sus conciertos han abarcado las principales épocas, estilos e idiomas, habiendo dedicado conciertos monográficos a muchas de ellas. La canción francesa, el lied alemán y la ópera han sido esenciales en sus programas, como los es ahora su fuerte inquietud por la canción española y la zarzuela, fuente inagotable para la investigación y la divulgación tanto de las obras maestras conocidas y siempre admiradas, como de tanta música igualmente fascinante a la que la historia aún no ha hecho un hueco.
Buena parte de sus ilusiones y de sus esfuerzos está asimismo destinada a la gran obra de las compositoras españolas, clásicas o modernas, que o bien ha sido injustamente olvidada, o bien descuidadamente desplazada, y que tantas alegrías y conocimientos les aporta en su tarea de urgente rescate.
Coda
Esto acaba como empezó, con alguna tarde veraniega e infantil de la que no fueron conscientes hasta bien mayorcitos, y con un juguete de Noelia con el que Héctor jugó, porque su tío lo reparaba para la sobrina de su amigo. Y ellos, los niños, sin saber nada, ni falta que les hacía.
¿Y qué juguete era ese?
Un casete de color rosa, con asa y micrófono incorporado, que hacía las delicias de la música, y de quien quería cantarla, o contarla.
La vida tiene cosas muy hermosas.
¿Quieres oírlas?